miércoles, agosto 10, 2005

En un pueblo Italiano (y II)

Nos levantamos con el tiempo justo para una ducha y coger el bus para ir al polideportivo a comer. Después de comer decidimos quedarnos a tomar algo. Esta vez los organizadores habían decidido que nos pagarían lo que nos gastásemos en taxis, así que para volver cogeríamos uno. Tomamos un helado llamado Pinoccio. No soy aficionado a los helados, pero me gustó. De esa heladería recuerdo una cosa curiosa. La gente que pidiese un cucurucho no tenía derecho a sentarse en una mesa, así que al final todos acabamos pidiendo helados de los grandes. Cuando acabámos con el helado empezó a llover... Tan sólo quedaban 2 o 3 horas para la actuación y estaba lloviendo. ¿Habíamos hecho el viaje para nada? No, al cabo de media hora dejó de llover.
Empezamos a buscar un taxi para volver. Lo encontramos enseguida. Era un hombre bastante joven y con pintas de rockero. Nos subimos y al cabo de un momento ya sabía que nos dirijíamos a "lo de los curas". Hablaba castellano bastante bien y empezamos a conversar. Lo primero fue sobra música. Como no nos importaba que pusiese su música nos puso rock que llevaba él, pero al poco decidió poner a un grupo que tenía una canción que hablaba de la guerra civil española. Nos contó, además, que Tizziano Ferro y Laura Pausini son unos fracasos que no han triunfado en Italia. Sin embargo, Eros Ramazotti sí que ha triunfado, pero no le gustaba. Mientras iba todo follado por las calles del pueblecito (el único momento en que no estuvimos en peligro fue cuando paró en un semáforo) nos iba contando las similitudes entre el italiano y el castellano (excepto la palabra mantequilla, que es muy diferente 8-) ). También se disculpó por no dar servicio de noche, pero es que tenía mal la tiroides y necesitaba dormir... Con todo esto llegamos a destino. Le explicamos que tenía que ir a recoger al resto (no puso ningún problema) y que si nos podía hacer una factura para el encargado del grupo. Cuando iba a poner el importe se giró y dijo: El taximetro marca 11.50, pero tu me das 10 euros y yo te pongo en la factura 15, así tu ganas 5 euros... Después de resovler el dilema moral uno del grupo decidió que no estaba mal la solución y le pagó los 10 euros. Nos quedamos esperando a los demás. El siguiente trayecto fué normal, pero el tercero lo llevó otro taxista... Pero tranquilos, detrás venía el chofer de confianza (lo persiguió desde el centro) dispuesto a montarle un pollo. Estuvieron discutiendo a gritos un rato (qué bonito es el italiano) y los viajes restantes los hizo el taxista rockero. Al cabo de un rato ya estábamos todos en el seminario preparados para la actuación. Vino a recogernos el bus y nos llevó al polideportivo. Allí cenamos y nos dirijimos al paseo marítimo, donde era el desfile. La actuación consistía en un desfile, pero después, una vez en el centro del paseo, un grupo de actores del pueblo debían hacer una representación de un desembarco turco, ocurrido hace muchos años.
Lo que venían a representar (basado en hecho reales) era cómo unos turcos desembarcaban en la playa y una vez allí secuestraban a todas las mujeres del pueblo y se las llevaban con ellos. Cuenta la historia que todas las mujeres fueron devueltas al cabo de 2 meses aunque, eso sí, entonces todas estaban embarazadas. En la representación sólo se vió como las raptaban, claro.
Acabada la actuación otra vez al hotel, duchita rápida y otra vez de fiesta. Esta vez iremos al pueblo donde está el resto del grupo. Allí entramos en un bar llamado algo así como: Food & drink. Nos hicimos unos bocadillos (buenísimos) y luego empezó la fiesta. La pena fué la música, sólo tenían discos de Andy & Lucas y de David Bisbal... Que le vamos a hacer. Salimos de ese bar y fuimos a otro pub, donde nos amenazaron que, si seguíamos cantando, llamarían a los Carabinieri (vaya, que poca correa). Después de cerrar volvimos al food & drink. Se lo curraron bastante, pués, aunque legalmente tenía que cerrar a las 4, estuvimos allí hasta las 6. La pena fue que se les iba acabando todo. Lo primero fueron las tónicas, después el lemón soda y finalmente la fanta (de naranja). Habrá quién piense que es falta de previsión... Una explicación sería que en Italia los cubatas los hacen cargadísimos y por eso no deben pedir tantos... Cuando digo cargadísimos es que solo le tienes que poner dos dedos o tres de fanta para llenar el vaso. Cuando nos servían teníamos que tirar algo de alcohol para que se pudiese beber...
Tuvimos suerte, pués al ser tan tarde (o pronto, depende de como se mire) pudo venir el autobús a recogernos. Llegábamos a las 7 al hotel. De camino al hotel tuve una interesante conversación con una mujer de unos 70 años que iba con rulos y todo. Supongo que pronuncié muy bien eso de "Bon jorno!", porque empezó a hablarme en italiano. Por supuesto, no entendí nada. De todas formas, fue una conversación interesante. Eran las 7 y nos íbamos para España a las 9. Dormir no íbamos a dormir mucho esa noche...
Al "día siguiente", a las 9, salíamos ya hacia España. Comimos en un área de descanso en Francia. Llevábamos un buen ritmo, pero el segundo autobús tuvo una avería. Como yo iba en el primero no había ningún problema, seguimos hacia España mientras los mecánicos y los Gendarmes atendían al otro autobús. Cenamos en la Jonquera (por fin en España!) y recenamos en Tarragona. No le habíamos dado importancia al hecho de que el otro bús fuese mucho más retrasado, pero, al llegar al Prat de Cabanes nuestro conductor había llegado al límite de horas al volante. A 20 minutos de Castellón no podíamos seguir... Teníamos que esperar al otro bus, que llevaba al tercer conductor. Así que estuvimos esperando una horita hasta que llegó el otro bus y por fin llegamos a casa a las 3 de madrugada. La verdad es que fue un viaje bastante bonito... Total, ¿qué son 18 horas en bus? Ya lo dijimos antes de salir: "si pestañean, se lo van perder".

En un pueblo Italiano (I)

Animado por Will me decido a contar algo sobre el fin de semana que pasé en Italia hace unos días.
Antes de empezar, quiero dejar claro que fuimos a "trabajar". La asociación de los "Moros d'Alqueria" tenía una actuación allí y nosotros (la banda de música) teníamos que tocar mientras ellos desfilaban.
Salimos de Castellón el jueves, a las 8 de la tarde, en bus (sí, solo el bus nos permitía llevar todos los equipajes e instrumentos a un precio razonable) hacia Italia. Nos esperaban nada menos que 17 horas de viaje, pasando por Francia, Mónaco (no estoy seguro si entramos o no, la verdad) y finalmente Italia. Hacia las 2 del mediodía del viernes estábamos en Ceriale (Italia).
Ceriale es un pequeño pueblecito de la costa. Está entre San Remo y Génova. Para haceros una idea: ni siquiera está en la caña de la bota. Una vez allí, y aún sin saber donde íbamos a dormir, fuimos a comer al polideportivo local. La comida allí constaba, invariablemente, de dos platos. El primero de pasta y el segundo podía ser carne o algún tipo de verdura. Todo ello acompañado de agua con gas San Benedetto (agua Frizzante), aunque al final conseguimos que nos sacasen agua sin gas (agua Naturale). Se come mejor en casa, pero mucho peor en Francia, así que no tengo ninguna queja de la comida.
Acabada la comida era el momento de conocer el alojamiento. Resulta caro desplazar tanta gente y alojarla sólo por una actuación, así que en viajes largos dormimos en toda suerte de sitios extraños. Esta vez ha sido la más extraña, porque no había bastantes sitios cutres como para albergarnos a todos, así que nos dividimos en 3 pueblos distintos: Ceriale, Loano y otro que no recuerdo.
A mi grupo (eramos 21) nos tocó en un seminario de Ceriale. Estaba a 6 kilometros del centro, así que nos llevaron en bus hasta.... que se quedó encallado, pues "La casa espiritual" estaba en una montaña y las calles que llevaban allí eran muy estrechas. Cogimos el equipaje y dejamos al chofer luchando con el volante y el embrague.
Nada más entrar nos dió la bienvenida una foto de Joseph Ratzinger Z (más conocido como Benedicto XVI). Empezó la distribución de habitaciones. Eran bastante grandes, así que en cada una dormíamos 4 personas. La verdad es que aquello estaba muy bien para alojarse y solo hubiese faltado poder cerrar la puerta de la habitación con llave, pues teníamos nuestros objetos personales expuestos a toda la gente que se alojaba allí (unos niños italianos que también estaban de viaje).
Una ducha y una buena siesta nos dejaron como nuevos. Salimos de allí a cenar al polideportivo a las 7. Cenamos lo de siempre y nos fuimos de fiesta. Ahi apareció el gran problema del viaje. Estabamos separados, por lo que no podíamos ir de fiesta todos juntos. por otra parte el autobús no podía llevarnos de paseo toda la noche y los taxistas de allí se negaban a trabajar de noche. Decidimos que cada grupo fuese a su bola y que, con dos cojones, volveríamos andando al "hotel". El primer sitio al que fuimos fue una terraza en la playa. En aquel sitio , los bares de primera linea de playa no solo compraban su terreno, sino tambien toda la playa que tenían delante, así que nos sentamos en unas mesas que habian puesto en la playa.
Allí pedir cubatas es fácil. Las bebidas alcoholicas son igual: Gin, vodka y whiski. Lo dificil eran las no-alcoholicas. Tonic para tonica, lemon soda para fanta de limón, fanta para fanta de naranja y para coca-cola... no me acuerdo. Es extraño que solo existiese fanta de naranja. La fanta de limón era sustituida por lemon soda, una bebida que de sabor era parecida a la Kas limón, pero además tenía el poso del limón. Cada marca de bebida alcoholica le suministraba al bar como unos palitos con el nombre de la bebida (los más bonitos, los del vodka Smirnoff) que servían para distinguir perfectamente la bebida (no como aquí, que tienes que probarla para ver si es la tuya). Al salir de aquel sitio paseamos un rato por el paseo marítimo. Allí, la gente, para salir de fiesta se disfraza. Había gente con boinas rojas y otros, que ya eran la hostia, iban vestidos... de algo que se parecía a una mezcla entre bailador folclórico y fallero (con un pañuelo en la cabeza). LLegamos a un pub que estaba bastante vacío y parecía pedirnos que lo llenásemos, así que fuimos para adentro. Servía las bebidas un tío disfrazado. Su especialidad eran los cockteles, así que pedimos unos caipirinhas... Menuda mierda de cocktel. Lo triste es que me costó 6 euros. Vaya chapucero el camarero ese... Cuando ya nos hartamos nos fuimos (a pie) hacia la residencia. Después de tres cuartos de hora caminando a buen ritmo llegamos allí. Sin ganas de más nos echamos a dormir hasta hora de comer.